Por el poder popular

Por: Alejando Moreano

Frente a la gigantesca movilización en contra del Decreto 883,  el llamado “paquetazo” económico, el Gobierno nacional ha respondido con gran violencia. La puesta en vigencia del “Estado de Excepción” y las acciones del gobierno han representado un uso extremo de la fuerza, heridos y algunos muertos. Y si el saldo no es mayor es producto de la actitud de algunos sectores militares y policiales que han elegido la vía del diálogo y la conciliación.


El gobierno, por supuesto, ha rehuido todo diálogo y ha usado de la amenaza y la intimidación, al extremo de introducir tanquetas en la ciudad de Quito. Por otra parte, las declaraciones de la Ministra María Paulo Romo, agresivas e insultantes contra estudiantes y trabajadores, y sobre todo, del Ministro de Defensa que ha llegado a amenazar con el uso de armas de guerra, violan todas las resoluciones internacionales, al punto de que han sido reconvenidas por la ONU e incluso por la OEA.

La emergencia popular, empero, ha crecido de manera significativa.

Más, la movilización en contra del “paquetazo” rebasa con mucho el motivo concreto. La acción de los pueblos originarios y la explosión popular en más de 300 puntos de conflicto muestran al Ecuador profundo en una gran afirmación histórica.  La excepcional decisión de la CONAIE de asumir el “estado de excepción” en todas sus comunidades es una puesta en práctica del “estado plurinacional” garantizado por la ONU y nuestra Constitución. Por otra parte casi todos los pueblos de la Sierra y el Oriente, y cada vez más numerosos de la Costa,  se han sumado a la jornada nacional en una excepcional demostración de unidad plurinacional, ejemplar a nivel mundial. La reacción de sectores de las FF.AA. y de la policía que se han resistido a emplear la represión muestra la contundencia del Ecuador en curso.

Las comunidades indígenas son comunas desde hace cientos de años, los pueblos de Costa Sierra y Oriente tienen tradiciones culturales propias –música, gastronomía, poesía oral-, relaciones sociales internas, niveles de desigualdades y opresión comunes que les confieren identidades locales. Aún faltan la participación varios barrios de Quito, gran parte de Guayaquil y de otras capitales de provincia. La gesta nacional en curso sin duda influye en todos ellos y la agitación del movimiento de mujeres, trabajadores, estudiantes, desocupados y subocupados impulsa su participación política.

Tal es la razón de que la formación de comunas populares sea un camino para convertir esta extraordinaria emergencia del Ecuador profundo y de su vitalidad social y cultural en poder político. “Que se vayan todos” es un grito sentido por las amplias masas en lucha. Nadie quiere que la expresión política de la movilización nacional se canalice y resuelva en la institucionalidad existente sea la Vicepresidencia o la Asamblea Nacional. La creación de un poder popular desde abajo es una suerte de expresión natural de la movilización social.


Formar comunas en todas partes y gestar, amén de la vida política de las mismas, su unidad en Asambleas regionales, provinciales y una nacional que organicen el poder y el Gobierno, sería la expresión política de la emergencia del Ecuador profundo

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