Reflexiones sobre el mercado de trabajo del empleo doméstico en Ecuador 2007 y 2015.
Por Jonathan Báez[1]
-¿Qué se siente criar a una niña blanca
cuando alguien más está cuidando a tu propio hijo?
-Se siente (...) Yo he criado a 17 niños en mi vida. Cuidar a bebés blancos, eso es lo que hago.
-Se siente (...) Yo he criado a 17 niños en mi vida. Cuidar a bebés blancos, eso es lo que hago.
Película “The Help”
Introducción
El empleo doméstico se
ha construido socialmente como un trabajo de “reproducción”. En este sentido se
lo ha jerarquizado como un trabajo inferior, dado que “no aporta directamente a
lo productivo”. Sin embargo, la forma en que aquel proceso tiene lugar responde
a la invisibilización de la formación necesaria de este trabajo en particular. Por lo tanto, también invisibiliza que lo
productivo no puede entenderse sin lo reproductivo. De esta manera, en el
mercado de trabajo dicha formación es apreciada pero, al mismo tiempo, castigada.
En este sentido es pertinente preguntarse ¿Cuál es la formación requerida y
apreciada que se invisibiliza en el mercado de trabajo del empleo doméstico pero
que al mismo tiempo lo sitúa como un empleo inferior? ¿Existen otras
características que se articulen al proceso de reproducción como una forma de
premio o castigo en el mercado laboral doméstico?
En la búsqueda de
problematizar alrededor de estas preguntas el presente ensayo se estructura de
la siguiente manera. En un primer momento se analizan las características que
el mercado laboral ecuatoriano premia y, por lo tanto, también castiga a través
de un análisis cuantitativo del nivel de ingreso. En ese apartado se ubicará el
papel del empleo doméstico. En un segundo momento se observaran características
específicas que las empleadas domésticas “puertas adentro” y “puertas afuera”
presentan. Finalmente en la conclusión se realiza una breve reflexión sobre lo
que los datos empíricos sugieren para la formación de un marco analítico de la
relación productivo-reproductivo.
Mercado laboral ecuatoriano: ingresos, premios y castigos
Los estudios clásicos
sobre el nivel de ingreso (Chiswick 2003) sitúa la
relación entre estos y una serie de variables que lo determinan como la
escolaridad (años de educación), la experiencia, la edad, etc. En ese sentido
se supone que a mayor escolaridad mayor será el ingreso percibido. De esta manera,
al analizar el caso ecuatoriano se observa que entre 2007 y 2015 existe una
fuerte correlación entre el nivel de escolaridad y los ingresos. Si se los
clasifica a los tipos de empleo asalariados por categoría de ocupación se
muestra que, en promedio, mayores niveles de escolaridad implican un nivel
superior de ingresos y viceversa.
Tabla 1. Ingresos laborales, escolaridad y edad por
categoría de ocupación asalariada en Ecuador 2007-2015.
En el año 2007, el empleo
doméstico (que es realizado en un 96% por mujeres en ambos años) se observa que
son el segundo tipo de empleo que posee el nivel de escolaridad más bajo (7.9
años) pero el ingreso de menor nivel. En el año 2015 continúa siendo el segundo
grupo con menor escolaridad pero sus ingresos laborales promedio mejoran y ya
no son el grupo con menor nivel de ingreso.[2] No
obstante, se mantiene a grandes distancias con los otros tipos de empleo. Esta
evidencia sugeriría que el bajo nivel de escolaridad del empleo doméstico
legitima el poco ingreso obtenido. Sin embargo, se oculta algo más profundo y
se trata de la invisibilización de la formación de este tipo de empleo.
Como lo sugiere Narotzki (1996) existe un dicotomía en el
espacio de la formación que se relaciona con lo “formal e informal”. Por
consiguiente, como aprendizaje (transferencia de conocimientos), existe un
nivel formal que son las escuelas que se legitiman institucionalmente a través
de un título y la informal que serían los apendizajes que no se consideran, no
son reconocidas ni legitimadas. (Narotzki 1996, 15) . Por lo
tanto, los años de escolaridad como medida del ingreso invisibiliza este hecho
en el empleo doméstico, porque su aprendizaje es invisibilizado así como su
experencia. De esta manera, el trabajo reproductivo en tanto acumulado de
conocimientos y prácticas no es apreciado por el mercado laboral como un tipo
de trabajo. A su vez, pone de manifiesto que se naturaliza ese apendizaje como
innato en este tipo de empleo y no, “son cualificaciones adquiridas en el
hogar, a través de la observación y la práctica de las tareas domésticas” (Narotzki 1996, 15) . Entonces, en
el mercado laboral se “castiga” a las actividades consideradas como
reproductivas.[3] No
obstante surge la pregunta de si ¿Existen otras características que se premien
en el mercado de trabajo del empleo doméstico?
Una de estas características la ofrece Durin (2014) en un
estudio de las trabajadoras domésticas de planta en la ciudad de Monterrey. En
este se concluye que una de las dimensiones apreciadas es tener “su vida
resuelta” (Durin 2014, 278) . Es decir,
para que se pueda insertar en el mercado de trabajo del empleo doméstico, de
planta o puertas adentro, es necesario dar señales de un cierto tipo de vida en
la que su organización permita una baja rotación en la casa de la contratante.
Esta característica incluye no tener hijos, no embarazarse, no tener novio. En
otras palabras, poseer una vida socialmente construida como “recatada”.[4]
Las mencionadas características son apreciadas en el mercado laboral doméstico
estudiado por Durin. Por lo tanto, el empleo doméstico que no cumple con estas
características también es castigado, por lo que las mujeres casadas y/o con
hijos o embarazadas serán castigadas en el mercado laboral, bajo el mecanismo
de tipo de trabajo: puertas adentro o puertas afuera. En otras palabras, por su
tipo de reproducción. En el caso ecuatoriano es posible establecer ciertos
atributos diferenciales entre empleadas domésticas puertas adentro y puertas
afuera. Estas se observarán en la siguiente sección.
Mercado laboral ecuatoriano: empleo doméstico puertas
adentro y puertas afuera
Es posible establecer
estas dos categorías diferenciales en el empleo doméstico ecuatoriano a partir
de tomar a las empleadas domésticas que se encuentran viviendo en el hogar al
momento de realizar la encuesta. De esta manera se observa que del total de
empleadas domésticas, el 86% trabaja bajo la modalidad puertas afuera en 2007 y
en 2015 el número aumenta al 97%. Sin embargo, las empleadas domésticas bajo la
modalidad puertas adentro presentan ingresos promedio superiores, pero su
principal diferencias es que su condición civil dominante es soltera (el 73%
del total es soltera en 2007 y el 69% en 2015).[5] De esta manera, se observa
que el mercado laboral del empleo doméstico se relaciona con varias dimensiones
que premian y, al mismo tiempo, castigan a las personas –en casi su totalidad
mujeres- que se insertan de distinta manera a partir de sus condiciones de
reproducción.
Conclusiones
Los breves hallazgos
observados en este ensayo muestran que en el mercado laboral ecuatoriano del
empleo doméstico operan invisibilizaciones que atañen a la formación del
conocimiento de este tipo de trabajo, lo cual se refleja en los bajos niveles
de ingresos. Este tipo de conocimiento no es valorado pues se trata de una
práctica concebida dentro de la actividad reproductiva. Por otra parte, las
condiciones de reproducción mismas de la persona en este tipo de empleo marcan
si será premiada o castigada en el mercado de trabajo. Por consiguiente, la
reproducción es aquel aspecto que aparece en la escena y se encuentra
disputando los sentidos que se le otorga a este tipo de trabajo. Las preguntas que
resaltan es ¿Cómo las actividades reproductivas fueron separadas de las
productivas en la organización social? ¿Cómo las actividades reproductivas
fueron subordinadas a partir de la separación antes mencionada? Y finalmente
¿Cómo se observa dicha relación en otros mercados laborales?
Bibliografía
Chiswick, Barry. Jacob Mincer,
Experience and the Distribution of Earnings. IZA, 2003.
Durin, Séverine. "Servicio
doméstico de planta, embarazo y crianza. Dilemas y estrategias de las trabajadoras
domésticas en Monterrey." In Trabajadoras en la sombra. Dimensiones del
servicio doméstico latinoamericano, by Séverine Durin, María Eugenia de la
O and Santiago Bastos. México D.F., 2014.
Enríqueza, Carolina, and Washington
Paspuel. "El sector doméstico gana más desde enero." El Comercio,
2 Enero 2017.
Narotzki, Susana. "Haciendo
visibles las cargas desiguales. Una aproximación antropológica." QUADERN,
1996: 15-20.
Anexo 1. Características empleadas domésticas en Ecuador
2007-2015.
[2] Desde el año 2010
el sueldo de las trabajadoras domésticas se equiparó con el salario mínimo
obtenido por todos los trabajadores, lo que explicaría la mejora en cuanto a
los ingresos. (Enríqueza and Paspuel 2017) .
[3] La misma experiencia de cuidar niños genera saberes que son castigados,
como en la frase inicial con la que empieza este ensayo.
[4] En este mismo sentido, una persona que trabaja en una agencia de este tipo
de empleos indica que en deben “verse recatadas y discretas es un requisito. El
cuerpo de la trabajadora doméstica no debe aparecer sensual porque, de acuerdo
con las representaciones, la sexualidad masculina es indomable y quién sabe qué
podría suceder.” (Durin 2014, 179) .
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