DIÁLOGO O CONCILIACIÓN DE CLASES





Por: Lisimaco Velasco

 Las consecuencias políticas y económicas de 10 años de monólogo de Rafael Correa, que llevaban al hundimiento del partido de gobierno y al desastre de la república, solo podía encontrar como salvavidas el llamado al diálogo. Pero es el diálogo de una obra ya instituida, con libreto previamente establecido, al que los actores tendrán que sujetarse. 

Como respuesta a la gran opresión del monólogo, el diálogo resultó atractivo, democrático, embellecedor, pero se constituye en una forma de droga ideológica, que adormece, relaja los sentidos, apacigua el espíritu revoltoso y revolucionario, para entregarnos en brazos de Morfeo a los mismos sueños de la década desperdiciada, que terminarán nuevamente en pesadillas, momentos antes de despertar y percatarnos de que todo sigue igual, que realmente es poco lo que se ha avanzado desde la revolución liberal y que continuamos venerando la trilogía de “Libertad, Igualdad, Fraternidad” proclamados en la Revolución Francesa por la burguesía, e inyectada a los trabajadores y al pueblo, que han hecho suyas las consignas de sus enemigos de clase. 

Que la ideología de los explotadores, en cada momento de las diferentes sociedades de clases, se ha constituido por imposición en la ideología de los explotados, es un hecho indiscutible, y por ello muchos trabajadores viven agradecidos de sus patronos, porque no entienden el verdadero papel que cada uno juega en la producción, porque no se entienden las condiciones de explotación que en el sistema capitalista son en algunos aspectos más crueles que las condiciones de explotación del esclavismo y del feudalismo, solamente que ahora se les hace creer que son hombres libres para contratar con cualquier capitalista, pero no podrá liberarse de la explotación, aunque también ya le han hecho que pierda la conciencia de que es explotado, pus el salario da la apariencia de que le están pagando por todo su trabajo, cuando solo percibe una pequeña parte, la indispensable para reponer su fuerza de trabajo. 

En estas condiciones no es extraño que muchos trabajadores, aunque si resulta extraño que algunos dirigentes, embaucados en los cantos de sirena del diálogo hablen de “La estabilidad en el trabajo y la paz en la ciudadanía ecuatoriana”. No se puede desde la orilla del movimiento obrero decir que “Nos toca a todos los ecuatorianos deponer actitudes… buscar acuerdos en beneficio del país” refiriéndose a las conversaciones tripartitas de trabajadores, empresarios y Estado, porque esas consignas solo pueden ser propuestas desde la orilla de la burguesía. Si bien el agua que nos separa es la misma, desde cada orilla la realidad es diferente, los intereses de clase son diferentes e irreconciliables. Los diálogos no pueden utilizarse en beneficio del país en abstracto, porque al interior de él hay un país de los explotados enfrentado a un país de los explotadores, si no partimos de esta realidad, no tienen sentido las poesías al socialismo, ni los auto títulos de revolucionarios y antiimperialistas. A no ser que esos títulos los estén otorgando en Yachay. 

No podemos decir desde la orilla del movimiento obrero y de los trabajadores que “Estamos buscando un código orgánico del trabajo que nos preste garantía, que nos dé garantías a los trabajadores y condiciones a los empleadores para poder generar una paz laboral en el país”. De qué paz laboral estamos hablando, después de más de dos siglos de experiencia capitalista, que ha demostrado que la única paz es el sometimiento de los trabajadores a la burguesía, la paz social y laboral es la consigna de la derecha, de la burguesía, la paz social solo significa el establecimiento de las condiciones para que se perpetúe el sistema capitalista, en tanto que la consigna de los trabajadores no es la paz sino la lucha de clases, la toma del Poder, la transformación revolucionaria del sistema para que la mayoría trabajadora someta a esa minoría explotadora de la burguesía. Si eso no está claro no se ha entendido nada. 

No podemos decir a nombre del diálogo que “No estamos hablado de un código para los trabajadores, sino de un código de trabajo para los ecuatorianos, en donde se sienta garantizado el sector laboral, el sector empresarial, y el gobierno que es en definitiva el responsable de generar esta paz social en el país” Desde nuestro lado el código de trabajo debe garantizar los derechos de los trabajadores, accediendo primero a los que le fueron arrebatados e incrementando nuevos derechos, no podemos nosotros pedir que el código de trabajo garantice al sector empresarial, que ya está más que garantizado en toda la estructura del sistema capitalista, partiendo del hecho que todos los gobiernos desde 1830 han sido gobiernos de los explotadores y de ello se desprende el gran error de creer y decir que “el gobierno que es en definitiva el responsable de generar esta paz social en el país”, pues no es más que entregar todo en manos de la burguesía. Si el gobierno de la burguesía, como lo es todo gobierno en el sistema capitalista, es el responsable de la paz social, lo único que hará es el sometimiento completo de los trabajadores, como ya se inició con las “Enmiendas Constitucionales” en contra de los derechos universales de los trabajadores.

 Hacer estas propuestas es un despropósito. La difícil situación por la que atravesamos, sólo puede ser analizada, entendida y presentada como propuestas, a partir de la consideración de los intereses de las clases sociales, obviamente para quienes entendemos su existencia y su lucha permanente, pues los representantes de la burguesía como Rafael Correa siempre lo negaron y su análisis tiene consideraciones que excluyen a los trabajadores pues según ellos lo que más nos conviene a todos es un capitalismo moderno, en función del cual trabajaron los 10 años precedentes. Nuestro análisis solo puede tener lógica y coherencia si tiene en consideración los intereses de clase de los trabajadores y la misión histórica de la clase obrera de la construcción de una sociedad sin explotadores, esto es suprimiendo la existencia de la burguesía. La lógica de funcionamiento del sistema capitalista no es otra que garantizar la existencia, los derechos y los intereses de la burguesía, en tanto clase social dominante, todo lo existente, instituciones, organismos, leyes, tradiciones y costumbres fueron creados en cada momento del desarrollo de la especie humana para la defensa de los esclavistas, luego de los feudales y ahora de los capitalistas. 

Por su parte los obreros y trabajadores solo disponemos de nuestras propias organizaciones, más allá de las organizaciones que traicionaron y se encuentran al servicio de la burguesía, y disponemos de la teoría revolucionaria que es el marxismo leninismo, pues todavía nadie ha elaborado otra. Solo retumba el eco repitiendo la pregunta ¿Qué han hecho los gobiernos “revolucionarios” en favor de los trabajadores, más allá de las mentiras?

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