ACUMULACIÓN CORREÍSTA DE CAPITAL EN EL SIGLO XXI




Por Lisímaco Velasco.

El atraco del siglo XXI ejecutado por el gobierno de Rafael Correa, en el que participó toda la escoria de la partidocracia a la que condenaba en los discursos, pero gobernaba con ella, pues en la dirección del Estado se encontraba militancia de todos los partidos, de una supuesta izquierda, de centro y de derecha, más allá del cometimiento del delito de corrupción, las repudiables acciones institucionalizadas en el gobierno, tiene a las cabezas hasta ahora visibles con juicios de: cohecho, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada, peculado y lavado de activos, entre otros. A estos buenos cristianos los pecados capitales les quedaron cortos y ofrecen regresar por más.

Para evidenciar el móvil económico, de la actuación del círculo íntimo del ex presidente, es necesario remontarse a los orígenes del sistema capitalista, cuya política la aplicaron al pie de la letra, ocultándola tras un discurso mentiroso de socialismo y de revolución, conceptos que los han repetido como loras, durante 10 años, después de escuchar las barbaridades económicas que el capo predicaba, para abandonar el país dejándolo en la crisis que siempre dijo que no existía, y con un endeudamiento jamás conocido en la historia, superando a todos sus similares gobiernos capitalistas.

La acumulación originaria de capital es conocida como el proceso histórico previo, que dio origen al surgimiento de la producción capitalista y consistió en la separación del productor respecto a los medios de producción, mediante métodos crueles y la expropiación violenta, logrando la ruina de los productores especialmente campesinos y artesanos, para que se conviertan en individuos completamente desposeídos, jurídicamente libres para contratar con cualquiera, ausentes de medios de vida y en consecuencia obligados a vender su pellejo, su fuerza de trabajo a los nacientes capitalistas, por una parte, y por otra, significó la acumulación de riquezas monetarias, en manos de ciertos individuos que les permitían comprar medios de producción y fuerza de trabajo, que serían utilizadas en las flamantes empresas capitalistas.

Nos dirá Marx que: “Esta acumulación originaria viene a desempeñar en la Economía política más o menos el mismo papel que desempeña en la teología el pecado original. Adán mordió la manzana y con ello el pecado se extendió a toda la humanidad.”

Fue el paso de la propiedad de los medios de producción de manos de quienes trabajaban (campesinos, manufactureros y artesanos) a manos de quienes no trabajan, los capitalistas. El resto se convierte en el círculo vicioso de dinero que se convierte en capital, de capital que se apropia de la plusvalía producida por los obreros, que son los únicos que la producen (no como los economistas burgueses capitalistas que se imaginan que las casas producen plusvalía) y luego plusvalía que se reconvierte en más capital. He aquí el funcionamiento del sistema de explotación del modo capitalista de producción.

El capitalismo desarrollado o la fase superior del capitalismo, denominada imperialismo, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Rusia, España, Portugal, Holanda, luego Estados Unidos, entre otros, procedieron al reparto del mundo, de los territorios y mercados con el establecimiento de las colonias mediante la conquista violenta de los pueblos, y desde entonces se realizan nuevos repartos en dependencia de la correlación de fuerzas y la utilización de las guerras, hasta los momentos actuales particularmente por autoría de los gobernantes norteamericanos al servicio del imperialismo.

Además de los gobernantes de las potencias imperialistas, encontramos el aporte que hacen los gobernantes de pequeños países menos desarrollados, que tradicionalmente han entregado los recursos naturales de sus pueblos, acciones de las cuales nuestra historia del Ecuador está plagada, en una innegable traición a la república, a cambio de migajas que caían de las mesas de los poderosos. Esta es parte de la historia del mundo y lo es también de casi todos los gobiernos ecuatorianos, sumisos y obedientes a dictados externos.

Sin embargo, al parecer, los gobiernos de algunos países en desarrollo, se cansaron de recibir solo migajas y optaron por demandar unas rebanadas mayores del pastel imperial y de las transnacionales, y en los momentos actuales son los protagonistas estelares de un largometraje de corrupción, pero que al similar de las novelas, nos vamos enterando por capítulos que día a día ocasionan más indignación e impotencia por la presencia además de corruptos de menor cuantía, que asumen la defensa de sus jefes, de sus “dirigentes”, de sus capos, con el normal comportamiento de una mafia cualquiera.

En el caso ecuatoriano encontramos a partir del 2007, un gobierno de profesionales de sectores medios, de una pequeño burguesía con hambres atrasadas, una pequeño burguesía oportunista con aspiraciones de constituirse en burguesía, en los nuevos capitalistas del siglo XXI, pero dado que históricamente la acumulación originaria en su forma tradicional había concluido, optaron por otro camino para convertirse en la nueva burguesía, en los nuevos pelucones, descalificaron a los anteriores, con el único fin de reemplazarlos y asumir su rol.

El camino que esta pequeño burguesía desclasada tomó, para adquirir el dinero necesario que les permita el ascenso económico social dentro del sistema capitalista, fue la pavimentada carretera de la corrupción, en la cual aplastaron el acelerador al fondo, para obtener en 10 años lo que no habrían logrado trabajando decentemente durante varias vidas. Así se embolsicaron millones y en ese camino corrompieron a dirigentes de las organizaciones políticas, sociales y gremiales, a quienes compraron y utilizaron para que les brinden apoyo, los defiendan y los encubran. Corrompieron a la sociedad ecuatoriana, lo cual incluso es más grave, que todo el dinero que se robaron.

Pasaron de desarrapados a ser los nuevos millonarios, y recordará el pueblo ecuatoriano que en los meses próximos a la llegada del Papa al Ecuador, el Presidente que se declaraba socialista, vociferaba que lo que más nos conviene a todos los ecuatorianos era un capitalismo moderno, no un capitalismo familiar, sino un capitalismo cuyas empresas sean cotizadas en la Bolsa, que cualquiera pueda ir y comprar las acciones de esas empresas, como que si la voluntad fuera suficiente. Lo dijimos en su momento y debemos retomarlo ahora, ¿quiénes eran los llamados a comprar esas acciones? De ninguna manera comprarían los sectores populares, los trabajadores, o la simple burocracia.

Querían implementar esas medidas y esa política, para que la alta dirigencia político gubernamental de Alianza País, para que los nuevos millonarios de la insultante revolución ciudadana, accedan a la compra de acciones de las empresas en funcionamiento, para constituirse en los nuevos empresarios, en los flamantes capitalistas, que competían con la burguesía tradicional. En consecuencia el enfrentamiento siempre fue entre la vieja y la nueva burguesía y desde hace años lo venimos diciendo que era la pelea entre la derecha que estaba en el gobierno y la derecha que quería regresar a ser gobierno. Jamás hubo un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha, las leyes todas fueron para afianzar el sistema capitalista, la economía burguesa de la cual cada vez ellos eran un componente mayor.

La necesidad de convertirse en empresarios, de trasladar los dineros de la corrupción a la producción, es fácilmente explicable, a pesar de su monumental ignorancia en economía política, saben por experiencia propia que los millones de dólares como los tenían, bajo los pisos o en los tumbados no producen más valor, no producen nada, incluso los dineros en los bancos no producen mayor cosa, solamente el dinero que ingresa en la producción tiene la posibilidad de generar riqueza, que no es más que el excedente producido por los obreros del cual se apropian los capitalista, esto es la plusvalía, y saben que los inventos del economista burgués Rafael Correa no son más que teorías en favor del imperialismo y en detrimento de la teoría marxista, de sus conceptos y categorías.

Al servicio de todo esto, también lo denunciamos antes, tenemos el cuento de la Ley de Paraísos Fiscales, que brinda seguridad jurídica para que los corruptos funcionarios del gobierno, sólo renuncien a sus funciones y se queden con los millones en los Paraísos Fiscales y todo será legal. Rafael Correa pensó en todas las garantías para sus corruptos.

Si la acumulación originaria de capital, en los albores del sistema capitalista se basó en el despojo, el robo y la violencia, esta pequeña burguesía para convertirse en burguesía, optó por el camino de la corrupción, que también reviste robo y que reviste violencia en contra de la población más pobre que ha visto limitados sus servicios básicos de vida y de salud y esclavizada a una deuda que la condenaron por ilegal e inmoral, pero que se encargaron de multiplicarla entre 5 y 6 veces más.

El problema de amontonar dinero no es una situación de acumuladores compulsivos, sino el afán de ser capitalistas, de sentirse burgueses, y por ello las reformas constitucionales disfrazadas de enmiendas en contra de la organización sindical y las leyes antiobreras que proliferaron, en contraparte con las leyes en favor de la gran empresa y las transnacionales, eso está en su naturaleza, jamás tuvieron la más mínima intención de nada parecido a socialismo. El único argumento que esgrimen los defensores del correato, son carreteras, escuela y refinerías, que nos cobraron varias veces más lo que cuesta en cualquier parte del mundo, y que a pesar del costo triplicado y cuadruplicado, algunas de ellas ya están inservibles. Nos robaron por partida doble. Algunos todavía no han sido mencionados y están calladitos, a los que están detenidos los soltarán bajo cualquier leguleyada, pero los dineros no serán restituidos al pueblo ecuatoriano, se quedarán incluso en los paraísos fiscales porque ya no son funcionarios públicos y se limpiarán con el mamotreto de ley de paraísos fiscales.

En un tiempo todo se habrá olvidado, y poco a poco resurgirán como gente importante, algunos volverán a ser electos, pero sobre todas las cosas habrán logrado su objetivo de ser millonarios, de ser empresarios, de ser capitalistas. El sistema se encargará de ocultar que se iniciaron como corruptos y ladrones, se integrarán felizmente a la clase dominante del sistema capitalista, hasta que un día finalmente se imponga el único socialismo conocido por la humanidad y no la payasada de revolución ciudadana que sólo sirvió para la corrupción y la impunidad.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Los indígenas se mueren

Alejandro Moreano: La carne y el hueso de un intelectual *