LA ESCUELA DE SOCIOLOGIA Y LA REALIDAD NACIONAL*
Por Alejandro Moreano
La
Escuela de Sociología ha sido siempre
extremadamente sensible al conjunto de determinaciones sociales, políticas e ideológicas
de la lucha de clases. De hecho, en tanto parte escrita en los aparatos
ideológicos del Estado, no podía sino expresar esas determinaciones en su
propia especificidad.
La
Universidad no es mas que el espacio de circulación de un saber de clase
producido en el interior de la matriz “teórica” de la ideología dominante.
De
todas maneras, esa extrema sensibilidad ha permitido que las presiones de las
fuerzas mas avanzadas de la sociedad encuentren en la Escuela su forma
particular de desarrollo.
Hasta
la década de los 50, la ideología dominante en el Ecuador asumida la forma
jurídico-politica. El Estado, la “cosa publica” , el reino de lo universal-
nacional, el interés, la voluntad generales; la sociedad civil, el mundo de los
intereses privados, Derecho Publico- Constitucional , municipal,
administrativo, etc.- Derecho privado – los diferentes códigos , el derecho
mercantil, etc.-,han constituido la estructura de la Facultad de Jurisprudencia
que fue en toda la vida republicana el centro ideológico de la Universidad.
Expresión
deformada de todos modos pues si uno de los contenidos de ese pensamiento
jurídico, la construcción de la maquinaria burocrático-militar del Estado y su
separación “fetichizada” de la sociedad se había consolidado, el otro, la
constitución de los individuos -ciudadanos engendrados, por el intercambio de
equivalentes propio del espacio mercantil de la división capitalista del
trabajo, tenia un escaso desarrollo. Estado burgués sin sociedad burguesa,
insuficientemente desarrollada- tal la paradoja que se materializaba en un
pensamiento jurídico retórico e indigente, vacío de toda creatividad y sin
relación su objeto real, la sociedad civil. De allí el carácter caricatural y
demagógico de nuestros hombres “públicos” formados en ese pensamiento, generalmente
abogador.
La
Escuela de Ciencia Política fundada hacia la década de los 60 fue producto del
movimiento ideológico producido por la crisis de la vieja república del capital
comercial y la gran propiedad agraria. La revolución cubana al acelerar los
efectos políticos de esa crisis obligo al imperialismo norteamericano y a los
estados burgueses de Latinoamérica a emprender reformas burguesas de la
sociedad para enfrentar la amenaza revolucionaria. En el pensamiento burgués,
entonces , inexorable y objetivamente se producirá un desplazamiento hacia el
estudio de los “llamados” problemas sociales y económicos. La tesis de la
reforma agraria, el cambio de estructuras, la modernización de la sociedad,
etc., así como los problemas prácticos de la descripción de organización y
movimientos de la población de acuerdo a una clasificación derivada de las
necesidades del desarrollo del capital, encontraran carta de ciudadanía en el
pensamiento burgués y demandaran el desarrollo de las técnicas correspondientes
y su fundamentación “teórica”.
De
todas maneras, surgida en el seno de la facultad de Jurisprudencia , La Escuela
de Ciencias Políticas debió atravesar su propia “fase jurídico-política” antes
de convertirse en Escuela de Sociología. En efecto, hasta 1967- 68 funciono
como una Escuela de Derecho Publico mal amalgamada a una corriente ideológica
en la sociedad Burguesa sin duda, esa estructura deforme y aberrante fue la
expresión de un hecho real: las transformaciones burguesas del Ecuador no se
han desarrollado en la sociedad sino atravez de una contra revolución estatal
permanente de allí el fetichismo del Estado presente siempre en los estudios
sociales.
En el periodo 67-70 la Escuela de Sociología y
Ciencias Políticas – cambio de nombre, cambio de “imagen” – adquiere forma
fundada en el pensamiento sociológico burgués.
La sociología positivista, los análisis demográficos y los métodos empíricos,
la historias eclécticas del pensamiento social, los estudios oficiales del agro
y de la economía en su conjunto, etc., conforman el contenido del Pensum de Estudios.
Es decir, el pensamiento que se fue configurando en el seno de los aparatos
técnico-económicos del Estado. Por supuesto, las concepciones
democrático-revolucionarias encontraron también su lugar en la estructura académica
de la Escuela pero en el interior de la matriz liberal del pluralismo ideológico.
Y es que el auge revolucionario que vivió Latinoamérica en la década de los 60
y que encontró en el movimiento estudiantil uno de sus protagonistas ,
convertían el marxismo y al pensamiento democrático-revolucionario en una
fuerza política en las universidades.
El
resultado fue un eclecticismo en que el marxismo devenía a la par que un adorno
del pensamiento estatal una corriente ideológica mas entre otras que descompone
el orden del pensamiento y orden de lo real, la racionalidad analítica de la
burguesía.
Fue
entonces que se produjo la dictadura de Velasco Ibarra en medio de la represión
contra el pueblo y el movimiento estudiantil, la clausura de las universidades
y la apertura de un nuevo periodo de la lucha de clases en el país. En dicho
periodo, 71-75, la burguesía impulso, a través del aparato estatal, la
consumación de las transformaciones agrarias y nacionales necesarias para el
desarrollo del capital; y, el proletariado ingreso de manera decidida y
combativa en el escenario social. Las dos fuerzas fundamentales de la sociedad
capitalista debieron necesariamente generar el desarrollo de su propio
pensamiento social. La burguesía que requería en esa coyuntura constituirse en
clase nacional provoco objetivamente una suerte de universalización –llamémosla
así- del conjunto de ideas y practicas gestadas en los aparatos técnico-económicos
del Estado. No fueron los “grandes intelectuales” de la sociedad civil los
ideólogos orgánicos de la burguesía sino la junta de planificación y el
producto mas notable de su pensamiento no se materializo en obras “teóricas“
sino en el Plan de Desarrollo del Gobierno de Rodríguez Lara.
El
movimiento obrero y popular, en cambio, aglutinado fundamentalmente en las Centrales
Sindicales, se encontró carente de poderosas fuerzas políticas que eleven el
plano teórico su significativa fuerza social desplegada en los poderosos
desfiles unitarios del primero de Mayo y en las dos grandes huelgas nacionales.
De allí que la Escuela de Sociología haya sido el escenario de un movimiento
intelectual que ha jugado un papel significativo en el desarrollo del
pensamiento social y político mas avanzado del Ecuador.
La
Escuela de Sociología en esta década sufrió varias transformaciones que
tuvieron como actor a ese movimiento intelectual que pugnaba por convertir al
marxismo en el eje y el centro tanto de su organización académica interna
cuanto del estudio de la lucha de clases del país con miras a ejercer una
función política revolucionaria. Desde y hacia la Escuela de Sociología se
gesto un movimiento nacional que ha producido importantes frutos teóricos y
políticos.
La
decisión de convertir al marxismo en el eje organizado de la vida intelectual
de la Escuela fue una decisión política. La primera transformación del pensum
de la Escuela se produjo en 1971 al calor de la huelga del Frente Unitario de
Trabajadores (FUT). La segunda en 1974, en medio de una oleada de huelgas que
culminaría en la primera Gran Huelga Nacional de Octubre de 1975. En esos
procesos sociales, estudiantes y profesores participaron activamente.
Por
supuesto, la Escuela de Sociología no es un Partido Político ni puede ser, por
lo tanto, un “intelectual orgánico” de la clase obrera; es decir, escenario del
desarrollo del pensamiento marxista-leninista. De allí que esa decisión
política que hemos señalado siguió su curso caracterizado por dos condicionantes. Primero, el asalto del pensamiento
oficial por “incautarse” los efectos de ese proceso; es decir, absorberlo e
institucionar, y, en consecuencia, transformar su contenido. Segundo, el desarrollo de los partidos
y movimientos de izquierda, es decir, los verdaderos intelectuales orgánicos
del proletariado y las masas populares; desarrollo que impulso a gran parte de
profesores y estudiantes de la Escuela a la militancia política revolucionaria.
De
allí que, a partir de 1976 se hallan desarrollado múltiples centros de
investigación públicos y privados que absorbieron los efectos de ese movimiento
intelectual gestado en la escuela de Sociología: cuadros, núcleos de concepción
e investigación sobre los problemas del país. Sin duda esos centros han
realizado valiosos trabajos de investigación, estudios importantes sobre la
realidad económica y social del país, varios de ellos de indudable eficacia
política en el desarrollo de la izquierda ecuatoriana. Nosotros saludamos ese
trabajo y lo consideramos importante para la formación de intelectuales de las
fuerzas mas avanzadas de la sociedad ecuatoriana; sin embargo, consideramos que
por su constitución y funcionamiento se encuentran sobre- determinados por las
necesidades ideológicas del Estado. En
primer lugar porque el modo de circulación de esas investigaciones son los
propios aparatos del Estado, no las fuerzas avanzadas de la sociedad. Segundo, porque el modo de producción
de los mismos está atravesado por la racionalidad analítica de la
burguesía-bajo la forma de objeto de investigación puesto por el Estado- que
descompone tanto la unidad objetiva de lo real cuanto la universalidad del
pensamiento y relación político revolucionaria entre ambos. Así bajo el mito de
la investigación objetiva se manifiesta una descripción formal y exterior de la
realidad social que niega la presencia y dirección política en el discurso –
incluido el tono seco, yermo y estandarizado y la transformación de los
conceptos en instrumental operatorio- de las fuerzas revolucionarias de la
sociedad. Además la unidad objetiva de lo real descompone el infinito y las
investigaciones fragmentarias y dispersas siendo el Estado la única fuerza
capaz de reconstruir su unidad de acuerdo a las necesidades de su
funcionamiento. Finalmente, la universalidad del pensamiento se disuelve en la
especialización de los investigadores.
La
Escuela de Sociología, atravesando por esas condiciones, ha perdido sin duda la
fuerza intelectual de izquierda que tuvo antes. Aquella decisión política a la
que hemos aludido corre el peligro de devenir en pura inercia académica. Aun
mas, en tanto sus profesores y estudiantes avanzados consideran con toda razón
que son las organizaciones revolucionarias el lugar del desarrollo de la teoría
revolucionaria, y, por otro lado, se resisten a ingresar en la practica
investigativa oficial, la Escuela ha pasado a un segundo lugar en la vida
intelectual del país y corre el peligro de desarrollar como sostén la
especulación teórica que amenaza convertir al marxismo en lo que fue la famosa
“crítica crítica” del señor Bruno Bauer y compañía a los que tan furiosamente
combatió Marx.
Reiteramos
la tesis de que la Escuela de Sociología no es un partido político, ni, en las
actuales condiciones. Lugar privilegiado del desarrollo del pensamiento social
revolucionario. Pero si creemos que tiene que cumplir una función importante en
el conocimiento científico del país y en relación a las fuerzas sociales
revolucionarias , la clase obrera y la las masas populares.
Tarea
primordial frente a la actual confusión ideológica generalizada de las masas
populares provocada por la crisis política del conjunto de la burguesía, la
contra ofensiva de la derecha, la incapacidad del reformismo burgués, y la
débil presencia de una alternativa independiente y revolucionaria de izquierda.
Tarea fundamental frente a la oleada revolucionaria proveniente de los fusiles sandinistas
y de las masas salvadoreñas que atravez de sus organizaciones armadas y de la
coordinadora revolucionaria de masas nos anuncian que debajo de la aparente paz
democrática forjada por el imperialismo en nuestros países late convulsiva y
magmática la fuerza tempestuosa de la revolución social.
En
consideración de tales razones el conjunto de profesores y representantes y
dirigentes estudiantiles hemos planteado los siguientes objetivos para el
siguiente periodo:
1.-
Reordenar el plan de estudios con miras a que el estudio de la realidad
económica y social y política del país y Latinoamérica, desde el punto de vista
de sus fuerzas revolucionarias, se convierte en el eje vertebrador del mismo;
2.-
Organizar el instituto de investigaciones sociales para que, independientemente
de toda determinación estatal, impulse los estudios de la realidad ecuatoriana
en función de los intereses político-revolucionarios de la clase obrera y las
masas populares;
3.-
Establecer vínculos orgánicos estables con los sectores del pueblo organizados
en las tres centrales sindicales nacionales y apoyar resueltamente sus luchas y
el combate político de la izquierda ecuatoriana;
4.-
Desarrollar la presencia permanente de la voz orientadora de la Escuela
respecto a la vida política del país tal como lo hicimos en referencia al plan
nacional de desarrollo, y
5.-
Construir las bases de la Facultad de Ciencias Sociales que, a nuestro juicio
será una de las mas importantes acciones que, a no dudar, implementara la
dirección actual de la Universidad Central.
14 de Abril de 1980
* Discurso pronunciado por el Director de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Central, Lcdo. Alejandro Moreano, en la Sesión inaugural del Año Lectivo 1980-1981.
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