ENMIENDAS CONTRA EL SINDICALISMO





Por : Lisímaco Velasco

Mientras el presidente Rafael Correa expresaba un gran discurso antiimperialista en la VII Cumbre de las Américas en Panamá, cuya intervención felicitamos, su organización política Alianza País, asestaba un duro golpe en contra de los intereses y derechos del movimiento obrero ecuatoriano, como jamás se lo había hecho en la historia jurídica del Ecuador. Se hace una política internacional que da una imagen diametralmente opuesta a lo que se hace en política nacional en relación con la juventud y con los trabajadores.
El movimiento sindical en el Ecuador, ha sufrido históricamente una cantidad de embates, amenazas y agresiones en contra de determinadas organizaciones, instituciones, dirigentes, ilegalizados, perseguidos, privados de libertad, torturados y asesinados. Sin embargo lo que se está ejecutando en estos momentos, va más allá de todo lo imaginable contra el movimiento obrero, institucionalizar mediante reforma a la Constitución, disfrazada de enmienda, un mecanismo para dar por terminado de manera paulatina la sindicalización, esto es el derecho a la libre organización que se encuentra establecido en la propia Constitución, dar por terminado con el derecho a la huelga y a la contratación colectiva, de todos quienes están vinculados al sector público.

Una vez que no pudieron imponernos un código laboral totalmente patronal, después de varios intentos desde el Ejecutivo que fueron frenados por las movilizaciones de los trabajadores, optaron por hacer lo mismo pero desde la Asamblea Nacional donde tienen el control absoluto y la incapacidad de los 100 asambleístas de levantar la voz en favor de los trabajadores, todos agacharon la cabeza y se someten al discurso del Ejecutivo, de la misma manera que lo hizo la Corte Constitucional al considerar un paquete de reformas que debían ser consultadas al pueblo, como un conjunto de enmiendas que podía resolver el legislativo. Se acabaron los discursos sobre el “soberano” que tanto hablaban hace años, pues según la constitución la soberanía radica en el pueblo.
De 16 propuestas presentadas una sola es enmienda pero la Corte decidió que son todas, pero por ahora vamos a tratar solamente de aquellas 3 que tienen relación con los trabajadores y son las reformas a los artículos 229, 326 y una disposición transitoria, de la Constitución de la República del Ecuador, aprobada en Referéndum, cuando se consultaba sobre las peleas de gallos y corridas de toros y ahora no se consulta sobre el destino de los seres humanos, de los trabajadores, de los obreros.

Ese es el cambio de época, volvemos a la época de los dinosaurios en política laboral, antes de que exista el derecho a la huelga, a las sindicalización y a la contratación colectiva, como dice el gobierno son cambios profundos, pero en contra de los trabajadores y se dice ser el gobierno de los trabajadores y después no se explican por qué estamos en las calles.

El artículo 11 de la Constitución de la República dice en su numeral 8: “El contenido de los derechos se desarrollará de manera progresiva a través de las normas, la jurisprudencia y las políticas públicas. El Estado generará y garantizará las condiciones necesarias para su pleno reconocimiento y ejercicio. Será inconstitucional cualquier acción u omisión de carácter regresivo que disminuya, menoscabe o anule injustificadamente el ejercicio de los derechos.” Y el numeral 9 dice: “El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos garantizados en la Constitución.”

Es evidente que es una legislación regresiva, que está retrocediendo en los derechos de los trabajadores, de los obreros y obreras del Estado, por lo tanto inconstitucional y ni qué decir que eso sea revolucionario, pues es todo lo contrario. Qué dirán a esto los dirigentes de las organizaciones sindicales que traicionaron pasándose a la conciliación de clases, este es el resultado de la conciliación, el ataque a los derechos de los trabajadores es parte y obra de la restauración conservadora.
Es la Constitución de Montecristi, la que dijeron que fue escrita para 300 años, la Constitución garantista de derechos, la que fue abrumadoramente votada en las urnas, a la que a los 8 años se le despoja de los derechos de los trabajadores, por los mismos que la escribieron, y que la utilizaron como bandera de campaña y publicidad tanto nacional como internacional. La cadena se rompe por el eslabón más débil y ese es el movimiento de los trabajadores, el ser humano, el trabajo con respecto al capital.

A pesar de que el Presidente del FUT y de la CTE, Edgar Sarango, a nombre del Frente Unitario de Trabajadores, presentó las respectivas observaciones ante la Comisión Especializada Ocasional para el tratamiento de la Solicitud de Enmienda Constitucional, de la Asamblea Nacional, el 24 de noviembre del 2014, jamás tuvo ésta ninguna consideración de los criterios expresados por la organización gremial que defiende los intereses delos trabajadores. Ahora se remodela la Constitución a medida de las aspiraciones y los intereses del Poder, la reelección indefinida como opción A, la edad para ser Presidente de la República como opción B, o la combinación del Presidente con una vicepresidenta de esa edad, las fuerzas armadas para apoyar la represión cuando los trabajadores reclamen los derechos violados, junto a un Código Integral Penal, que configuran un nuevo modelo de ley de seguridad nacional.
Se trata de desaparecer del artículo 229 de la Constitución de la República: “Las obreras y obreros del sector público estarán sujetos al Código de Trabajo”. El mismo contenido se refrenda en el artículo 326 y se remata en una disposición transitoria que dice: “Las y los obreros del sector público que antes de la entrada en vigencia de la presente Enmienda Constitucional se encuentren sujetos al Código del Trabajo, mantendrán los derechos garantizados por este cuerpo legal.- Una vez entrada en vigencia la presente Enmienda Constitucional, las y los obreros que ingresen al sector público se sujetarán a las disposiciones que regulan al mismo.”

En el Informe para el Primer debate de la solicitud de Enmienda Constitucional en el Pleno de la Asamblea se argumenta con el numeral 2 del artículo 11 de la Constitución que dice: “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades.”

Y el economista Carlos Carrasco, Ministro de Relaciones Laborales (debe leerse Patronales), argumentó: "No cabe esta diferenciación entre obreros y servidores. Quiero ser terminante en este concepto, la ley debe ser uno y sea cual fuere la naturaleza del trabajo que desempeña todos somos servidores públicos y todos, pues ponemos a prueba el talento humano. No entiendo por qué si todos somos servidores del Estado, servidores públicos, porque el marco jurídico debe ser diferente, por qué los beneficios, los derechos y obligaciones tienen que ser diferentes para los servidores públicos que están bajo una u otra norma, se trata de estandarizar, de homologar."

Otra vez el ministro Carlos Carrasco, de la misma manera que no entiende por qué salimos a las calles, ahora no entiende por qué las diferencias si todos somos servidores públicos con los mismos derechos y beneficios, tal vez entenderá por qué la diferencia abismal entre sus ingresos como empleado y los de los obreros, si ambos son servidores públicos del mismo Estado. Entonces por qué los que se someten a las leyes ganan salario de la dignidad de 354 dólares y los que hacen las leyes el salario indigno de 5.000 dólares. Si les pagaran salarios dignos con toda seguridad que legislarían de mejor manera porque tendrían otros intereses. Si defiende que hay que homologar, pues bien, homologuemos los ingresos de los servidores públicos, o a nosotros nos suben, o a ustedes les bajan, pero homologuemos en todo.

Para justificar la violación del derecho de asociación establecido en la Constitución y en las leyes internacionales, argumentan que “la Enmienda propone la inclusión de una Disposición Transitoria Única, que busca salvaguardar los derechos adquiridos por este sector. En el caso de aprobarse esta Enmienda, regiría para las y los obreros que ingresen al sector público luego de la vigencia de la presente Enmienda, para las obreras y obreros que actualmente se mantienen regulados por el Código de Trabajo”. Obviamente que no entiende que los derechos adquiridos no son individuales sino colectivos, no son para los trabajadores individuales sino para la clase obrera, no puede cada nuevo obrero luchar de nuevo por sus derechos, como considera el Ministro. Eso es el monumento al absurdo.
El Ministro Carlos Carrasco también justifica “Solamente los nuevos pasarán a depender de la Ley Orgánica del Servicio Público y todos los anteriores se quedarán o se quedarían bajo el Código del Trabajo” y esta es la peor desfachatez, la peor forma de justificar, dividiendo al movimiento de los trabadores, para evitar que los actuales trabajadores protesten, nos proponen perdonarnos a los actuales obreros pero que se jodan los que vienen, y así se llenan la boca sobre la juventud, sobre los jóvenes y están legislando en contra de ellos, son ellos la fuerza laboral que vendrá luego. Es un mecanismo sucio de violar los derechos garantizando que nadie proteste. Los actuales obreros seríamos los últimos con derechos, los jóvenes trabajadores y obreros ni siquiera conocerían la existencia de esos derechos.
Para todo esto se está haciendo capacitación sindical, se están haciendo escuelas de formación política y “deformación” ideológica, se están formando líderes sindicales de color verde, con esta visión de la conciliación de clases, de la sumisión, de la social democracia disfrazada de socialismo, o socialismo democrático, esto es para formar traidores a su propia clase, ya tienen algunos pero requieren de otros, para poder decir que son más, muchísimos más. Es parte de la lucha ideológica, de la lucha de clases.

El sindicalismo revolucionario no puede pensar solo en sus propios bolsillos, sino en los principios, en los derechos y en la situación en que tendrán que laborar los trabajadores no como individuos sino como clase social, como la clase social explotada en el sistema capitalista, como parte de la lucha de clases que obviamente desconocen desde el Poder. Nos están diciendo que no peleemos nosotros porque eso les afecta a nuestros hijos, no han entendido nada, lo que suceda con las próximas generaciones de trabajadores y de obreros es parte de nuestra lucha inclaudicable de hoy, porque de la misma manera que no traicionamos a los trabajadores de antaño, no lo haremos ni con los actuales, ni con los que vendrán, somos consecuentes con nuestros principios. Mientras el gobierno dice que es de los trabajadores y de los jóvenes y legisla en contra de ellos, nosotros defendemos sus intereses.

Y donde queda el discurso de la supremacía del ser humano sobre el capital, siempre dijimos que esa es una falsedad, el capital no solo dispone del control absoluto de la producción y distribución, sino del pensamiento, controla las formas de la ideología y producto de ello controla la expedición de las leyes en favor del capital. En la Asamblea no existe un solo asambleísta de la bancada oficial que defienda los intereses de los trabajadores, que se a capaz de levantar la cabeza, levantar la mano para pedir la palabra y defender a los obreros, y obviamente que eso permite que los asambleístas de la oposición, los socialcristianos de las diferentes facciones aparezcan o interpreten el papel de defensores de los trabajadores como en una obra de teatro, que al salir del escenario se despojan de ese disfraz de defensores para ponerse su atuendo permanente de lobos. Quien le hace el juego a la derecha, no somos los trabajadores, por el contrario estamos contra la derecha en cualquier lugar que se camufle.
Se pretende que mientras por un lado los trabajadores actuales se van muriendo, se van jubilando, les van despidiendo, les dejan sin renovar los contratos, y más artimañas y mecanismos de despido, vayan ingresando los nuevos que por la necesidad deben hacerlo bajo absolutas normas de sometimiento, sin derecho a ningún reclamo; cada vez con menor número de trabajadores en las organizaciones sindicales, debilitándolas paulatinamente y llevando a su extinción pues cada día habrán más trabajadores en la LOSEP y menos en el Código del Trabajo, en consecuencia cada día habrán menos organizaciones sindicales del sector público y menos organizaciones en condiciones de realizar huelgas y menos contratos colectivos, en poco tiempo no habrán sindicatos, no habrán contratos colectivos y no habrán huelgas, reinará la paz de los cementerios entre los obreros del sector público y argumentan la igualdad.
Los golpes a los obreros en el sector público, debilita a las organizaciones nacionales, a las centrales sindicales y tiene incidencia en los trabajadores y organizaciones del sector privado, y luego seguirán legislando también en contra de ellos. Es la combinación por un lado del incremento de la productividad en beneficio de la burguesía y por otro de la legislación en contra de los trabajadores, el paraíso ideal para el fortalecimiento y desarrollo agresivo del capitalismo, y la degeneración de las condiciones de vida de los trabajadores. A eso le han puesto el apodo de socialismo del buen vivir.

El gobierno hace un mes se ha dado a la ingrata tarea de convocar de manera divisionista a un festejo del 1 de mayo, con artistas, bailarines y payasos, ese no es nuestro 1 de mayo.
En estas condiciones el primero de mayo acentúa su característica de día de lucha, de defensa de los derechos y los intereses de los trabajadores, en contra de la burguesía, del capitalismo, del imperialismo y de todas las expresiones de la derecha. Pero es un acto de demostración de fuerza y no de violencia, pues en tanto la primera nos fortalece a nosotros como movimiento obrero, la segunda le beneficia al enemigo de clase.

Si no escuchan nuestros reclamos, que observen nuestras crecientes manifestaciones.


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