Los pies de barro del Correísmo*






Por: Carlos Michelena - Gabriela Velarde[1]

Los resultados de las elecciones seccionales de 2014 convocaron a más de 11 millones de electores a las urnas. En esta octava ocasión, el movimiento PAIS no obtuvo los resultados esperados. Alianza País tuvo un  “revés” electoral en las principales ciudades, aunque se mantiene como primera fuerza por su alto número de alcaldías y prefecturas. Sin embargo Correa destaca la victoria de la “tendencia”, que incluye a Avanza y Pachakutik, donde el “partido revolucionario” que va a cambiar el sistema es Alianza País; Avanza son los socialdemócratas que quieren reformarlo, pero coinciden mucho con la “revolución ciudadana”; y por último, con un poco de cinismo[2], Pachakutik (PK) también está dentro de la tendencia. Fuera de optimismos, ¿cuál es el contenido real de la correlación de fuerzas y la hegemonía del correísmo?

En primer lugar pasamos a analizar los  límites electorales de PAIS.  Se expone –a nuestro criterio- de tres diferentes formas. En primer lugar, la disminución de respaldo en las circunscripciones de mayor población electoral. En 10 de las 223 ciudades del país se concentra el 50% del electorado (5´743.151 electores), de ellas, solamente en una el oficialismo obtiene la alcaldía (es el caso de Durán, que a diferencia de las otras no es capital de provincia). A pesar de ello, en estas mismas ciudades se mantiene el respaldo a PAIS a nivel de otras dignidades como prefecturas y concejos municipales[3]. AP alcanzó 68 alcaldías -4 menos con respecto a las seccionales de 2009- y continúa siendo la agrupación política con mayor número de ellas. A diferencia de las elecciones anteriores, hoy AP concentra sus logros en circunscripciones de menor población electoral donde AP mantiene su respaldo.

El segundo límite es el estrecho respaldo que alcanza la agrupación a nivel urbano; 4 de las 24 capitales de provincia le corresponden al movimiento PAIS (Macas, Coca, San Cristóbal y Esmeraldas en ninguna de ellas venció electoralmente en 2009). Esto, además de exponer una disminución del respaldo del electorado urbano, también da cuenta de las falencias orgánicas y organizativas de la estructura partidaria de AP para obtener las dignidades de las cabeceras provinciales del país. Tres casos importantes son la derrota electoral de AP en: Quito, Guayaquil y Cuenca[4]. En el caso de las prefecturas, de las 10 obtenidas por AP, 4 corresponden a alianzas establecidas con movimientos que ya estaban presentes en estas dignidades (Centro Democrático en Guayas, Manabí primero en Manabí, Pachacutik en Chimborazo y Movimiento Peninsular Creyendo en Nuestra Gente en Santa Elena).

La tercera limitación es la derrota política que sufre AP en circunscripciones estratégicas. En las que están ligadas a proyectos extractivos[5], en las provincias de Zamora Chinchipe, Morona Santiago y Orellana no vencen los candidatos oficiales y la propuesta antiminera de Pachacutik incrementa en 4, 10 y 16% respectivamente. A nivel de las alcaldías amazónicas; de las 40 en disputa, 12 le pertenecen a PK y es la primera fuerza en esta región. En Azuay, donde también hay un proyecto minero, las prefecturas y la mayoría de las alcaldías se concentran en la Alianza Participa con Igualdad, liderada por Carrasco y su propuesta antiminera.  

Referido más precisamente a la explotación petrolera del Bloque ITT-Yasuní, la iniciativa de los alcaldes amazónicos de convocar a Consulta Popular para permitir la explotación petrolera, se truncó; de los 29 alcaldes en esta línea, 21 buscaron la reelección, ocho no se presentaron y solamente cinco lo lograron[6]. Otro caso importante, es la ciudad de Manta por su importancia económica de puerto comercial, AP fue vencido por SUMA.

Por lo tanto, el escenario de la victoria presidencial y legislativa del 2013 -que mostraba el auge de una hegemonía basada en Alianza País y Correa- que daban cuenta de una confluencia de amplios intereses de las clases dominantes -entre estratégicos y directos- y de las concesiones a las clases subalternas ligadas a lógicas clientelares y populistas. Llegando al punto en que Alianza País venía a expresar en su interior las contradicciones que no tenían otra posibilidad de emerger a la escena política. Esta hegemonía expresa señales de debilidad en las elecciones del 23 de febrero de 2014.

La primera señal: la conciencia social empieza a desprenderse de la dirección moral y política del caudillo. El caso de Quito resulta paradigmático, ya que por más duros que fueron los esfuerzos del presidente por llevar la inclinación del voto hacia el candidato oficialista, Augusto Barrera, no tuvieron el efecto esperado. Lo mismo podemos decir de aquellos prefectos, como Guadalupe Llori y Salvador Quishpe[7], que fueron vilipendiados en los espacios de comunicación oficial de la presidencia y hasta en procesos judiciales, sin embargo vuelven nuevamente a obtener estas prefecturas. Entonces, ¿qué quiere decir que el caudillo empieza a perder la dirección moral de la conciencia social? Para el ego de Correa basta con observar los datos de su popularidad (ubicada en 80%), o buscarle los mil modos de contradecir a sus contendores para exclamar la victoria de la revolución ciudadana. El problema no es que el pueblo -para su tranquilidad- ha dejado de creer en él; sino que empieza a tener dificultades para lograr el consenso sobre temas en los que invierte todo su capital político, su carisma y popularidad, y no logra que la población apruebe esta empresa tan importante para el proyecto político de Alianza País.

Es decir, la misma estrategia electoral de Correa en el 2013 no obtiene los resultados esperados y la decisión popular se inclina a otras opciones, muchas veces opuestas, a las que él promulgaba. Estrategia que incluye posicionar su figura en cada una de las candidaturas, el mismo slogan “Todo, Todito 35”, y hasta esas muestras desesperadas en Quito que llamaban a “salvar a la revolución ciudadana” o “Toda disidencia es traición”, etc.; es esta estrategia la que hoy no puede repetir la victoria abrumadora de al año anterior.

En segundo lugar se expone la realidad de Alianza País como una estructura orgánica hueca, en la que mayor parte de sus integrantes se encuentran adheridos al aparato del Estado, y por lo tanto, renuncian, entonces, a las posibilidades de generar estructuras organizativas de base[8]. A esto sumamos, la implementación de prácticas políticas rechazadas por la misma organización, como es el caso del llamado “sectarismo al interior de AP”. Problema muchas veces aludido por Correa al referirse a la falta de alianzas con el movimiento Avanza. Sin embargo, también en el caso de la obtenida prefectura de Napo, en donde su postulante, ex miembro de las filas del Partido Sociedad Patriótica, hoy obtuvo el cargo con la camiseta de AP, por la falta de presencia política real del partido oficialista.

Un tercer elemento tendría como constatación el enfrentamiento de varios intereses al interior del gobierno. Es el caso de la respuesta de Avanza frente a la escalada de los sectores guayaquileños en puestos estratégicos del Estado (Como Glas en la Vicepresidencia, Rivadeneira en el reciente creado ministerio de Comercio Exterior trasladado a Guayaquil, el inamovible Secretario Jurídico de la Presidencia Alexis Mera, etc). Ramiro González, en su doble papel como dirigente de Avanza y Ministro de Industrias, salta a la escena electoral para expresar un peso político al interior del gobierno. Muestra una fisura en la unidad política de las clases dominantes alrededor de un proyecto económico, cuyos puntos más relevantes son: extractivismo, cambio de la matriz productiva, TLC con Europa y tratados productivo-comerciales con la China. Son necesarias algunas preguntas: ¿Cuál es la necesidad de Avanza de mantener una cuota de poder dentro del gobierno, es decir, que intereses buscan un lugar dentro del poder de Estado? ¿Por qué estos intereses no encuentran su expresión en otras figuras dentro del Estado, Glas por ejemplo, y acuden a González para tener expresión política autónoma?

En cuarto lugar, y conforme a los resultados de las elecciones, podemos hablar de una germinal recomposición del sistema de partidos que diluye la posibilidad de un partido claramente predominante, como sucedió con Alianza País como en las elecciones de 2013, que anuló otras expresiones políticas. Es el caso de los escaños ocupados en la Asamblea, y a través del método D’ Hont, en que Alianza País ocupa 100 de ellos, dejando una mínima repartición de 37 curules para el resto de agrupaciones políticas. Este escenario es el que también hoy se ve trastrocado.
De los resultados emergieron con fuerza las agrupaciones políticas de reciente formación: AVANZA, SUMA y CREO; obtienen 34, 17 y 20 alcaldías respectivamente y una prefectura cada uno, excepto SUMA que alcanza 3. Mientras, las agrupaciones políticas "tradicionales" PRIAN, PSP, PRE, MPD, con estos resultados se encuentran en riesgo de desaparecer, al no obtener las dignidades requeridas para mantener su status de partido nacional. Por su parte, las expresiones políticas que conservan un respaldo sostenido, son PSC y Pachacutik, y mantienen su presencia a nivel local, acentuándose en las regiones de la Costa y el Oriente respectivamente alcanzando 12 y 28 alcaldías.
Es decir que la representación y dirección política de las clases en torno a Correa y Alianza País encuentra sus límites, y debe encontrar su fuga nuevamente en un sistema de partidos, que aunque reducido, empieza a convertirse en la expresión directa de las clases en su lucha política. La forma excepcional del dominio burgués que significa Correa -en la cual el caudillo desplaza otras formas de representación como los partidos y la Asamblea-, ahora encuentra signos de una salida “orgánica”, en la que la misma burguesía tiene posibilidades de retomar las riendas del Estado intervencionista y restablecer el orden liberal de representación política.

*Articulo publicado originalmente en el boletín enfoques de las carreras de Sociologia y Ciencias Politicas -UCE;





Para descargar el boletin Efoques en PDF,
https://mega.co.nz/#!NggzHRSZ!6MAptDDBQVIWPhuz1X-4H1IzYjQgqbDjoHkzfALP7M8 

Bibliografía

Consejo Nacional Electoral. (11 de Marzo de 2014). Resultados Electorales 2014. Recuperado el 12 de Marzo de 2014, de http://resultados.cne.gob.ec/
El Comercio. (12 de marzo de 2014). La consulta de alcaldes amazónicos, sin fuerza. págs. Versión digital. http://www.elcomercio.com.ec/politica/alcaldes-firmas-consulta-Yasuni-Yasunidos-Amazonia-crudo-petroleo-Ecuador-CNE_0_1100290048.html.
Enlace Ciudadano N°363. (1 de marzo de 2014). Cutuglagua.





[1] Pasantes del mencionado proyecto, estudiantes de la carrera de Sociología.
[2] Las relaciones entre el oficialismo y el movimiento indígena como con asambleístas de Pachacutik han sido conflictivas que han incluido procesos judiciales contra líderes y dirigentes de esta agrupación. 
[3] Para dar cuenta de esta situación se toma en cuenta la provincia de Pichincha, que ganando AP con Baroja y un 60%, las ocho alcaldías tres le corresponden tres a AP, una a SUMA, una a PK-Avanza, dos al Partido Socialista y una a Avanza. A nivel de juntas parroquiales, de las seis en Pichincha, en tres obtiene mayoría AP
[4] En Quito la candidatura de Mauricio Rodas obtiene 60%, con un diferencia de 20% respecto a Barrera. En el caso de Guayaquil, el respaldo a la candidatura de Bonilla (AP) incrementa en 10% con respecto a la participación de AP en elecciones seccionales 2009. La diferencia con Nebot se mantiene con 20%. En el caso de Cuenca, la diferencia no sobrepasa los 8% respecto al candidato oficialista Granda.
[5] En proceso de licitación o previstos para la explotación: Fruta del Norte, los campos petroleros de la XI Ronda Petrolera y el campo ITT en la región Amazónica; Quimsacocha en Azuay.
[7] Son similares los casos de  Esmeraldas y Cotopaxi, puesto que a pesar de las acusaciones oficiales los expresiones opositoras al régimen alcanzan las prefecturas. Al momento de finalizar este artículo no se cerrado el escrutinio (98% de actas escrutadas) en la provincia de Esmeraldas, puesto que se dos parroquias se repetirá el proceso; los resultados previos otorgan la prefectura a Lucía Sosa por el MPD; la diferencia de votos con su oponente Iván Hurtado de AP sobrepasa los 2000.
[8] El presidente Rafael Correa, en el Enlace sabatino N°363 en Cutuglagua afirmó sobre las deficiencias de Alianza País en el territorio: "[las elecciones seccionales]han develado esas deficiencias: ese sectarismo, ese exceso de confianza, pero también la falta de estructuras, la falta de organización. Habido (sic) muchas falsedades -hay que llamar las cosas por su nombre- Pichincha, Quito 1066 Comités de la Revolución Ciudadana, llamamos a una reunión, fueron 400 personas (...) esto nos demuestra que nos falta mucha estructura en los territorios (...) se necesita un movimiento perfectamente estructurado en cada territorio; movimiento que todavía no lo tenemos compañeros".

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