DIÁLOGO O CONCILIACIÓN DE CLASES

Por: Lisimaco Velasco Las consecuencias políticas y económicas de 10 años de monólogo de Rafael Correa, que llevaban al hundimiento del partido de gobierno y al desastre de la república, solo podía encontrar como salvavidas el llamado al diálogo. Pero es el diálogo de una obra ya instituida, con libreto previamente establecido, al que los actores tendrán que sujetarse. Como respuesta a la gran opresión del monólogo, el diálogo resultó atractivo, democrático, embellecedor, pero se constituye en una forma de droga ideológica, que adormece, relaja los sentidos, apacigua el espíritu revoltoso y revolucionario, para entregarnos en brazos de Morfeo a los mismos sueños de la década desperdiciada, que terminarán nuevamente en pesadillas, momentos antes de despertar y percatarnos de que todo sigue igual, que realmente es poco lo que se ha avanzado desde la revolución liberal y que continuamos venerando la trilogía de “Libertad, Igualdad, Fraternidad” proclamados en la Rev...